La loca de la casa

Thursday, August 03, 2006

lovin' life


Ah! El amor! No se me ocurre otro sentimiento más universal, más democrático, más accesible. Todos, todos, todos (y todas claro, que hay que ser genéricamente correcta) hemos amado alguna vez en nuestra vida.
El amor en presente y en mayúsculas. El amor al trabajo, el amor a la familia, el amor al ordenador, el amor a una religión, el amor de pareja, claro...

Es entrega y a veces nos ciega y nos hace perder la razón y la noción de la realidad. Es el sentimiento, especialmente en su faceta romántica, pero no sólo en esa, que más veces ha sido captado por diferentes expresiones artísticas.
Toda esta retahíla viene a que he visto algunas películas cuyo tema central es el amor estos días y quería dejar por aquí mis impresiones. No me gusta hacer críticas, más bien comentar lo que me inspiran las películas que veo... y estas me dicen que el amor está en todas partes.

Me centraré en unas obras que hacía ya mucho que quería ver y que son muy diferentes.
Por un lado está ese estudio antropológico del enamoramiento que supone el dúo 'Antes del amanecer' -'Antes del atardecer', hechas con diez años de diferencia reales. Yo me las tragué del tirón, una tras de otra, con un poco de moussaka de por medio para digerir mejor, y los comentarios que más valían eran los que no se decían con palabras, eso está claro. La peli no va de nada, va solo de cómo dos se enamoran, diseccionar un flechazo, una historia idílica que a todos (hombres y mujeres, no seamos sexistas en este sentido, por favor), nos gustaría vivir. Mi opinión favorable viene propiciada porque en mi adolescencia tardía fui super fan de Ethan Hawke... y porque siempre quise hacer un interrail.
Y luego está 'Elizabethtown', o una historia de amor a la vida. En esta deliciosa tragicomedia de Cameron Crowe hay de todo pero sobre todo hay amor y hay vida (y eso que la muerte es el eje conductor de la historia...) y ¿qué sería de todos nosotros sin esas dos cosas? Sí, vale, tiene una historia romántica entre los dos jóvenes protagonistas pero es que Drew (Orlando Bloom, genial, aunque sin cambiar mucho de expresión, todo el rato con esa media sonrisita) aprende mucho más y se enamora de la vida. No contaré más porque la recomiendo fervientemente pero es que es una historia que no deja de girar hasta el final y que, si entras en su juego, te moverá muchas cosas por dentro.

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